lunes, 18 de mayo de 2015

¡DÍMELO HILANDO!

“Cuando llegue la inspiración,  que me pille trabajando” Pablo Picasso.


Juan José Hidalgo, creador y ex director de Globalia, es un hombre fantástico que con sólo dos años de escuela y estando de emigrante en Suiza, aprendió enseguida el valor de la seriedad y la puntualidad.

Desde pequeño soñaba con su propia empresa y no paraba de imaginar posibles negocios. Cuando compartía estas ideas con su madre -que le escuchaba pacientemente-, ésta siempre le respondía: “perfecto, pero dímelo hilando”.
Era la sabia invitación de una madre al esfuerzo y al trabajo. Y es que sabemos que los sueños sin esfuerzo, son sólo sueños.

Tendemos a pensar que la gente nace, o bien con unos talentos innatos milagrosos, o bien con una suerte desmesurada. Pero cuando uno coge la lupa y se pone a observar qué ha sucedido con esas personas, descubrimos sin ninguna duda, miles de horas de esfuerzo. Los investigadores han fijado la cifra en 10.000 horas de práctica.

No podemos negar los talentos innatos, pero una tierra fértil sin labrar, no dará nunca frutos. Ya lo dice el refrán: “La práctica hace al maestro”. 

Esto nos debe ayudar también a desterrar esas ideas limitantes de: “yo no sirvo para esto, a mí nunca me sale bien, yo no sé hacer eso…” porque, a menudo, si pensamos cuántas veces lo hemos intentado o cuántas horas le hemos dedicado, vemos que no mucho.

Si uno está persiguiendo una meta, cabe preguntarse ¿trabajo continuamente en ella?, ¿me desanimo con facilidad?, ¿lo doy todo?, ¿me estoy reservando fuerzas para la vuelta? Esta última idea de la película "Gattaca" me parece clave. No te reserves las fuerzas y ve a por todas: porque “el éxito es 1% inspiración y 99% transpiración”.

“Dímelo hilando”, decía la madre de J.J. Hidalgo, y a Picasso le gustaba decir; “cuando llegue la inspiración, que me pille trabajando”. Si la inspiración no te lleva al esfuerzo o te paraliza, esa inspiración no es más que humo.  Es en la acción donde se solidifica cualquier inspiración.  O si prefieres, tal como decían los clásicos, primum vívere, deinde filosofare. “Primero vivir, y después filosofar”. Si el fantasear grandes ideas te aparta del primum vívere, malas son esas fantasías.

A Amancio Ortega, el hombre más rico de España, se le ocurrieron todas sus ideas innovadoras mientras iba puerta a puerta vendiéndoles a las mujeres lo que entonces era el último grito: las batas de boatiné. Escuchándolas a ellas diseñó su fantástico mundo de la moda.

Es que es en la acción donde uno crece. Empieza uno creyendo que no es capaz de hacer algo. Pero es peldaño a peldaño como se escalan las altas cimas. No importa si te lo crees o no; lo que importa es que te pongas manos a la obra: que andando se hace el camino.

Muchísimos empresarios de la generación que nos precede se hicieron trabajando. Su trabajo, su afición, su empeño y su oficio se han convertido en empresas medianas o grandes, pero ellos no han dejado de trabajar ni un solo día. Ha sido el trabajo el que ha ido configurando sus sueños. Y es así como han creado realidades que parecen sueños. Pero no están construidos de fantasía, sino a pico y pala.

Por eso, cualquier proceso de coaching tiene un gran interés en llevarte a la acción.
Y es que: “si quieres brillar… dímelo hilando”.

IDEAS PARA RECORDAR:
"Cuando llegue la inspiración, que te pille trabajando”.
La práctica hace al maestro.
En la persecución de tus metas, no te reserves fuerzas para la vuelta (o para la retirada).
“Primero vivir, y después filosofar”.
Es en la acción donde uno se crece.
Los sueños no están construidos de fantasía sino a pico y pala.

Foto: MarCruzCoach





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