"La ligereza es una forma de elegancia.
Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo”. M. Busquets
Cuando me visualizo feliz, siempre me
siento muy ligera: mi cuerpo no pesa, casi puedo volar: pura ingravidez. En esa
sensación el ego se diluye y me siento conectada a la naturaleza y al universo.
Me siento más sobreabundante, más generosa. Ya se sabe: la gente feliz siempre
es más generosa. En esos momentos, el éxito mundano resulta irrisorio: las
posesiones y las preocupaciones no tienen espacio en un alma ligera.
Este fenómeno (el de asociar la
felicidad a la ligereza) debe ser bastante universal y lo debemos tener
entallado en algún lugar de nuestro ADN, pues es habitual que cuando uno está
contento, vaya dando saltos. Los niños saltan mucho.