“Los hombres se distinguen más por la cultura que
ellos mismos se proporcionan que por sus cualidades naturales. Los únicos que
no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas.” Confucio
Este post, igual que el de "La locura... cura" pretende ser una modesta
apología de la cultura. Además lo añadiría como la onceava idea para "mantener el optimismo".
En el uso
cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos diferentes: por un
lado, el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social;
y por otro, también se refiere a la excelencia en el gusto por las bellas artes
y las humanidades.
En cualquiera de
sus dos acepciones, la conexión con la cultura en un sentido amplio nos
sustenta, nos protege, nos inspira y nos cura.
Por su etimología la cultura nos lleva
al cultivo y al culto. El cultivo de la tierra, el culto a la naturaleza y
el culto a los valores de la colectividad, encarnados en dioses, en mitos y en
ritos. La cultura es, pues, la conexión al lugar en que estás: lugar en sentido geográfico,
político y cultural. Ahí aparece, en efecto, la persona "cultivada",
la que ha incorporado la cultura en que vive, un escalón por encima de la
persona "culta": enterada, informada. Por tanto, el autocultivo, como
parte de la cultura en que estás, es también importante.
Cultivarnos el
cuerpo y la mente nos ayuda a ser más optimistas porque cultivar algo significa
cuidarlo, tratarlo, honrarlo con respeto y celebrarlo con reverencia. Por ello,
todos nos sentimos enriquecidos cuando leemos, vamos a exposiciones, a
conciertos, al teatro, al cine… Todas las manifestaciones culturales del hombre
nos reflejan y nos impulsan. Son un buen espejo en el que mirarse y seguro que en ellos podemos
encontrar inspiración artística, creativa, personal, moral o profesional.
Vemos en la obra de cualquier autor su
lucha titánica por construir su mundo, por encontrarse, por explicarse a sí
mismo, por inventar un universo diferente,
por expresar todos sus yoes.
Vemos en la cultura, lo mejor que hemos
sido capaces de crear: desde la declaración de los derechos humanos hasta la
decodificación del genoma humano y es imposible no asombrarse, maravillarse, sentirse
feliz escuchando a Bach o a Paco de Lucía, leyendo a Shakespeare o a Goethe, contemplando
los cuadros de Vermeer o de Dalí.
No podemos saberlo todo, y no todo el
mundo ha de compartir la misma vocación; pero sabemos que los libros, el arte, el cine, el baile… nos
conectan de una manera muy profunda con la vida. Nos abren una ventana de
oxígeno llena de aventuras, experiencias, visiones que nos permiten ver las
diferentes maneras de convivir con el dolor, con la alegría, la superación
personal, el amor, la ira, el heroísmo…
No está mal releer de vez en cuando
algún clásico porque a pesar de un posible perfume a antiguo, sus ideas siguen
siendo válidas y universales.
Las nuevas tecnologías son
extraordinarias y nos permiten mostrarnos al mundo a gran velocidad de un modo
novedoso; pero nuestras luchas internas de dudas y pasiones siguen siendo las
mismas de siempre.
Me ha venido a la cabeza ese Lobo estepario
de Herman Hesse, ese ser con dos o con miles de almas, esa reflexión tan
interesante de que cuerpo sólo tenemos uno; pero almas… unas cuantas, además de
muchas batallas en el corazón. Cualquier manifestación de la cultura nos la
hace comprender y nos ayuda a reconciliarnos con nuestra especie.
Cultura, es al fin y al cabo, todo lo
que nos construye como personas. Por eso nos ayuda, en su primera acepción, a
estar conectados con nuestro entorno y a sentirnos integrados en nuestro grupo.
En la segunda, a acercarnos al mundo del Arte y de las humanidades para inducirnos
a comprendernos mejor, a inspirarnos, a enriquecernos con miradas más creativas
del mundo, a emocionarnos y a motivarnos.
La cultura nos impulsa a mantener el
optimismo y a brillar. Por eso pienso que ¡LA CULTURA… CURA!
IDEAS PARA RECORDAR:
La cultura nos sustenta, nos protege, nos inspira y nos cura.
Cultivarnos el cuerpo y la mente nos ayuda a ser más optimistas porque
cultivar algo significa cuidarlo, tratarlo, honrarlo con respeto y celebrarlo
con reverencia.
Vemos
en la cultura lo mejor que hemos sido capaces de crear.
Cualquier
manifestación de la cultura nos enriquece con miradas más creativas del mundo.
La cultura nos
impulsa a mantener el optimismo.
Foto: MarCruzCoach
Foto: MarCruzCoach
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