"La vida es dura, pero es mucho más dura cuando eres estúpido." John Wayne.
En “Matrix”, el protagonista debe elegir: ¿la pastilla roja o la
azul? Y la mayoría cuando vimos la película nos hicimos la misma pregunta:
¿Qué
es mejor: seguir engañados, inconscientes pero relativamente felices o tener
acceso a la verdadera realidad y perder la inocencia, y con ella, parte de la felicidad?
¿Qué me sucede ahora? Pues quizás que he leído demasiada
filosofía, y que soy hija de la postmodernidad: ya no creo en decisiones entre
el rojo y el azul. Y mucho menos en una única Verdad que lo explique todo. Así
que ahora me cuesta hacerme una pregunta que simplifica tanto la vida.
Tampoco he caído en el relativismo, ni pienso que cualquier idea
puede sostenerse con un simple argumento. Aunque lo que afirmo en el párrafo
anterior parezca contradecirlo. Pero no, aunque los demás no me entiendan, yo
sí que me entiendo (o eso creo) y eso es lo que realmente importa.
Se me ocurre comparar los efectos de estas pastillas, con los
efectos que nos produce el ver el mundo con las gafas de nuestro propio marco
mental. La cuestión radica en que nunca
podremos ver el mundo sin gafas, simplemente porque somos humanos y nos está
vetado salir de nuestra propia construcción. A nosotros y a cualquier otro
animal: cada uno ve con sus ojos, ¡todos tan distintos!, y que por tanto
ofrecen realidades distintas.
Y hay otra cuestión muy importante: cambiar tu marco mental no
resulta tan fácil como un simple cambio de gafas. El acceso a construcciones
más elaboradas, más serias, que se ajusten más al Modelo final, es siempre
fruto de la voluntad y del esfuerzo. Y al final hay que hacerse la pregunta
realmente pertinente (o quizás impertinente): ¿y qué ganas viendo la realidad
con los ojos del pez y no con los de tu especie o con los que corresponden al
marco social y cultural al que perteneces?
Y otra sibilina “mentira” de la película: parece que el que anda
enchufado inconscientemente a la máquina, vive en una zona de confort. Es
mentira, no hay confort en la inercia: hay simplemente inconsciencia, que no es
lo mismo. Es otro término muy mal utilizado en el coaching. Se habla de zona de
confort cuando en realidad quieren hablar de una zona en la que permanecemos
por inercia, pero en la que nos sentimos incómodos. Pero nos da una tremenda
pereza tomar una decisión. ¿Y el pretexto para esa incuria? El de siempre: ¿Y
si cambio para ir a peor? “Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy”,
que decía el tullido que fue a Lourdes mientras rodaba con su silla de ruedas
pendiente abajo. Yo siempre digo: si realmente estás en una zona de confort,
¡ni te muevas! Entendiendo por confort esa zona en la que fluyes porque hay
satisfacción y reto continuo utilizando tus talentos.
Lo sepamos o no, queramos reconocerlo o no, todos estamos a veces
bajo los efectos de la pastilla azul; y en menos ocasiones, nos lanzamos a
experimentar la roja. Mi maestro de genialidad, por supuesto, es capaz de
aguantar mucho tiempo bajo los efectos de la roja. ¡Es lo que tiene ser genial!
Pero, aún así, yo muy humildemente le dije: “Sensei, estimado Maestro, a nadie
le está concedido ese gran privilegio. Ningún ojo humano ha comprendido aún el
Metamodelo”. Y el maestro asintió. Y
tras un minuto de silencio, añadió: “El hombre perdió su oportunidad cuando se
salió del Modelo en el que la Naturaleza había invertido millones de años. Pero
no le gustó: se parecía demasiado a otros modelos que encajaban perfectamente
con todos los demás. Se salió pues del Modelo; y desde entonces no ha parado de
inventar. Todos efímeros, todos fallidos. “
No podemos salir del Modelo (terminología utilizada por los físicos),
sólo podemos cambiar de modelo. Lo que necesitamos es una red de teorías. La
llamada teoría M.
En fin, que lo que vale para la física cuántica, ha de valer para
la filosofía y en definitiva para la vida: “Cada posible versión del universo
existe simultáneamente en lo que denominamos una superposición cuántica.” Es lo que hay.
Lo que sí me parece importante es estar en esta actitud de
“pastilla roja”: no renunciar nunca a la voluntad de saber la verdad… aunque la
dejemos dormir largas temporadas.
No hay pastillas mágicas para saber la verdad, entre otras cosas,
porque los humanos aún no hemos accedido a toda la verdad; pero sí hay caminos
que te colocan en una posición de ánimo, caminos para mantenerte en una actitud
de honestidad intelectual y de objetividad: aunque sea la objetividad ajustada
a un modelo, la única objetividad que nos ha sido concedida hasta ahora.
Desde la Antigua Grecia se dijo que al ser humano le es propia la
voluntad de saber, esa voluntad, esa predisposición está en nuestra esencia. Es
por eso, que querer desarrollarla es parte de nuestro instinto y nos lleva a la
consecución de nuestro ser, es decir, a la felicidad. Además recuerda a John Wayne: “La vida
es dura, pero mucho más dura si eres estúpido.”
Por suerte, los
filósofos no hacen películas; y por suerte, las metáforas de las películas
siempre nos harán pasar un buen rato y serán motivo de reflexión para los
pensadores.
IDEAS PARA RECORDAR.
Lo que importa es la
actitud de amar la Verdad.
A los humanos nos es
imposible salir de nuestras “construcciones mentales”, pero algunas son más
objetivas que otras. (ajustadas a un Modelo).
Vivir inconscientemente
no lleva a la felicidad ni es una zona de Confort.
“La vida es dura, pero mucho más dura si eres estúpido.” John Wayne.
Si estás en una zona de
confort: de satisfacción, emoción y retos. ¡Ni te muevas!
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