"Es divertido hacer algo diferente cada año, ... es interesante ponerse a prueba a uno mismo." Andy García.
Hacer algo diferente puede ser muy refrescante y gratificante.
Casi todos tenemos tendencia a vivir en nuestro “monotema”, es decir, con el
piloto automático de nuestro trabajo, nuestras obligaciones y nuestros hobbies
habituales. Pocas veces exploramos en territorios desconocidos.
¿Cuál puede ser ese territorio? Cualquiera que no te sea familiar.
Desde ir a bailar, colaborar un fin de semana con una ONG, leer libros de diferente temática, hacer un curso de cocina
o de jardinería, jugar a cartas… realmente cualquier actividad que te haga
colocar en una posición diferente a la habitual.
Dicen los expertos que hacer algo distinto mejora nuestra salud física
y mental e incluso que alarga la vida. Me encanta que lo digan los científicos,
pero en general, me gusta experimentar por mí misma.
En mi caso, la actividad distinta ha sido probar la pintura al
óleo. Nunca se me dio bien dibujar, ni siquiera me gustaba colorear de pequeña.
Los museos, sólo me gustan si me los explican bien. Así que definitivamente la
pintura era ese lugar muy ajeno a mí. Ajeno, pero con cierto interés, porque siempre
me ha fascinado el arte aunque desde una perspectiva más filosófica.
¿Cuál ha sido la experiencia? Inenarrable.
Estar pendiente de mezclar colores, de buscar las formas, las proporciones,
las perspectivas, los trazos… me tienen absolutamente absorta y fuera de mi
marco mental. Mi mente descansa, mejoro mi atención por la necesidad de estar
focalizada en lo que hago, me resulta una actividad contemplativa que además
estimula una parte de mi cerebro que no había utilizado nunca, o eso creo yo.
No todo es sencillo, pasé y
sigo pasando auténtico pánico frente al lienzo vacío, una vergüenza tremenda
cuando alguna compañera le echa un ojo a lo que estoy haciendo, mucha
inseguridad cuando he de hacer un trazo, y algún que otro disgusto con las
broncas del maestro…
Pero ¿cuáles son las ventajas, además de las que he mencionado anteriormente?
Que es un campo en el que no tengo expectativas, con lo que -a priori- casi
cualquier resultado puede ser bueno. Como “la ignorancia es atrevida” y mi
mirada en ese campo es totalmente inocente, el simple hecho de tener un
producto hecho con mis manos me llena de satisfacción. Los pintores
profesionales no tienen una mirada inocente de la pintura, pero yo puedo
permitirme ese lujo, al menos de momento.
El haber probado algo diferente me ha hecho sentir más libre; me
ha producido la sensación de que puedo superar una barrera que creía
infranqueable, y ha supuesto un descanso a mi autoexigencia, aunque sin
abandonar la idea de que debo mejorar. La falta de prejuicios sobre esa
actividad, me permite fluir con más naturalidad y libertad; y lo que es más
importante, me desvela aspectos que desconocía sobre mí misma, además de
fomentar mi creatividad.
¿Cuál es el objetivo de fondo? Incrementar nuestra fe en nosotros
mismos. Es que la necesitamos: como el aire que respiramos. Pero nos
conformamos con la que ya tenemos, aunque respiremos con menos de la mitad de
nuestra capacidad pulmonar. ¿Por qué? En la mayoría de los casos, porque
tememos ir por lana y salir trasquilados. Nos de pánico ir a ganar y salir
perdiendo. No nos atrevemos a ahondar demasiado en la exploración de nuestras
facultades, no vaya a resultar que en vez de descubrir luces, nos tropecemos
con sombras. ¡Ay, cómo nos puede el miedo al fracaso!
Tendríamos que ser conscientes de que ésa es una fuerza tremenda
que nos ata a los confines estrechos que nos hemos marcado y nos impide
evolucionar: que nos impide afrontar lo imposible (¿qué mérito tiene hacer sólo
lo posible?). Porque ésa es la realidad, colocamos fuera de nuestro alcance
todo aquello que no hemos alcanzado. ¿Porque habiéndolo intentado, hemos
constatado que efectivamente no está a nuestro alcance? No, sino porque ni tan
siquiera nos hemos atrevido a intentarlo. ¡Es que es tan confortable la rutina!
De lo que se trata es de que salgas de la rutina, de que te
convenzas de que tú vales y puedes aspirar a más. Y de que en ese más, se te
pueden abrir maravillosos ventanales al mundo o a ti mismo. Y sobre todo a ti misma, tan preocupada por
no dar la nota. Lo digo con
conocimiento de causa.
IDEAS
PARA RECORDAR.
Hacer algo diferente es muy gratificante y
refrescante.
Nos ayuda a mejorar nuestra salud física y
mental.
En esa nueva actividad te puedes permitir
tener una mirada inocente y eso es un lujo.
Abrirte a nuevos ámbitos te ayuda a conocer
aspectos nuevos sobre ti y a desarrollar tu creatividad.
Es importante fomentar la fe en nosotros
mismos. No te ates a confines estrechos, abre horizontes: atrévete a
intentarlo.
Sal de la rutina: tú vales y puedes aspirar a
más. No te preocupes por dar la nota.
Foto. MarCruzCoach. Mi segundo cuadro (inacabado). "La chica con ojos verdes". Matisse. Lo incluyo para predicar con el ejemplo: no está acabado, no es bueno y aún así, me hace disfrutar y me abre horizontes.
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