“Ser realista es el camino más seguro
para ser mediocre”. J. Cameron
Nosotros somos nuestro peor enemigo: concretamente una voz que
tenemos interiorizada y que probablemente reside en el hemisferio izquierdo de
nuestro cerebro y a la que podemos llamar Crítico Interior, Censor, Saboteador…
De todas las voces y almas que residen dentro de nosotros, ésta es
la más hábil, la más astuta, la más invalidante. Tiene el arte de hacerte creer
que sus opiniones obsesivas, perfeccionistas y pesimistas son verdades
universales. Se presenta como la voz realista, la del sentido común, la que te
hace poner los pies en el suelo. Pero es una auténtica canalla, simplemente es
una mentirosa asustada.
Me gusta lo que dice de ella Julia Cameron: “cuanto más espabiles
tú, más lo hará ella”. Sí, tenemos que estar muy atentos porque es especialista
en aparecer cuando tú más ilusionado estés con un proyecto. Además de todo,
tiene el don del oportunismo.
Su lenguaje parece muy razonable porque te dice cosas que hasta
podrían parecer sensatas tipo: “Ya es demasiado tarde para empezar a ser bueno
en X”, “no hagas eso, harás el ridículo”,
“no vale la pena que te esfuerces”, “cómo se te ocurre soñar con esa
posibilidad, tú no tienes talento”, “no eres tan bueno como piensas”,“ tus ideas no son lo
bastante buenas”, “no tienes coraje”, “ese sueño sólo lo consiguen unos
pocos”,“ tú no te mereces eso”, “pierdes tu tiempo con tus utopías”… y una larga lista de ideas fabricadas a tu
medida para que no sueñes, no avances, no disfrutes en la creación de una vida
interesante. Pero insisto: es una loca perfeccionista y aguafiestas
especializada en atacar nuestra autoestima, nuestra motivación y nuestros
sueños.
Cada uno tiene un saboteador a su medida, preparado justo para
actuar donde más te duele y en lo que más te interesa. ¿Qué podemos hacer?
El primer paso importantísimo es ser consciente de él, reconocer
cuándo está actuando en tu vida. El simple hecho de saber que es esta voz
censora la que te está desanimando ya es un primer paso para luchar contra
ella. Segundo paso: ponle nombre. Tercer paso: visualízala con alguna forma,
peso, temperatura, volumen… en algún lugar de tu cuerpo o fuera de él, pero
personalízala lo más posible para que la puedas manejar.
Para tener un mayor poder sobre ella, te recomiendo que la
caricaturices, la ridiculices, la imagines con algún defecto o con una voz
ridícula. No es mala idea que la dibujes o pongas una foto y a continuación, la
taches.
Recuerda que ella viene siempre disfrazada como voz de la razón,
de la sensatez y del sentido de realidad, pero tú debes desenmascararla y
además tener presente que “ser realista es el camino más seguro para ser
mediocre”.
¿Es siempre tan perversa esa voz censora? ¿Es inútil? Entonces,
¿por qué la tenemos? Ciertamente, todo existe por algo y todo tiene su lado
positivo.
Los saboteadores son importantes: el objetivo no es deshacerse
totalmente de ellos, sino conocerlos, saber cómo y cuándo actúan, escucharles
pero no darles el mando de nuestra vida. Así que lo que hay que hacer es darles
espacio, contar con ellos, saber quiénes son. Tu Saboteador dice mucho de ti,
por aquello de que uno se busca enemigos a
su altura. De hecho, hasta se recomienda darles las gracias. Yo, gracias a las exigencias de mi saboteador
he tenido gratas experiencias en la vida: me ha impulsado y motivado al
aprendizaje, a la curiosidad, a la formación, al descubrimiento de nuevos
ámbitos por ese interés suyo en perfeccionarme. Aunque a veces se haya puesto
muy pesado.
Pero él no puede coger el mando de tu vida, puede estar ahí pero
debes mandar tú. Así que agradécele mucho los servicios prestados y dile que a
partir de este momento tú asumes el riesgo a equivocarte, a fracasar, a no
hacer las cosas perfectas, a permitirte hacer el ridículo, a mostrarte al mundo.
Y eso, se puede hacer con grandes o pequeños gestos.
Tu Saboteador puede ser muy útil, pero es un juez que nunca está
satisfecho. Escúchalo porque seguro que tiene algo interesante que aportar,
pero no le dejes que tome el mando de tu vida. No te asuste “TOMARTE A TI MISMO
MUY EN SERIO”.
Al final, se trata de ser muy disciplinado. Los monjes tibetanos
cuando tenían un mal pensamiento, tenían que recorrer unas cuantas millas y
ponerse debajo de un chorro de agua congelada, así una y otra vez… Pues algo
parecido tenemos que hacer con nuestro discurso negativo y pesimista: luchar
contra él disciplinadamente, y entrenarnos y entrenarnos y no cansarnos de
pelear contra él. Al final, siempre lo
único que nos puede salvar es nuestra ATENCIÓN y nuestra DISCIPLINA. No hay que
cansarse de estar atento para poder entrenar a nuestra alma para que sea más
bella, más libre y más auténtica.
IDEAS PARA RECORDAR:
Nosotros somos nuestro peor enemigo.
A esa voz censora y juez la llamamos Saboteador.
El Saboteador se presenta como paradigma de la sensatez y es
especialista en disfrazar sus obsesiones perfeccionistas de verdades
universales.
Es muy astuto, hecho a tu medida y cuanto más espabiles tú, más lo
hará él.
Personificarlo y visualizarlo puede ser un buen recurso para
combatirlo.
No te asuste tomarte a ti mismo muy en serio.
Nos ayudarán la Atención y la Disciplina: no hay que cansarse de
estar atento para poder entrenar nuestra alma para que sea más bella, más libre
y más auténtica.
Foto: Mt.Santa Rita
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