“Y, entre nuestras
enfermedades la más salvaje es despreciar nuestro ser”. Michel de Montaigne.
“Ser uno mismo”: sí, parece una tontería
¿Cómo no voy a ser yo misma si , en realidad, no puedo ser otra? ¿puedo ser
otra?¿puedo ser otras?
Esta encrucijada puede parecer enredos
del lenguaje pero todos tenemos la
experiencia de variar nuestro comportamiento según con quién estemos o según
qué etapa de la vida estemos pasando. Por lo tanto, es evidente que la
identidad personal no es algo fijo y estable sino algo que puede variar.
Que pueda variar es una buena noticia.
El problema es saber qué provoca esos cambios y para qué. El problema también
radica en si sentimos que cambiamos en contra de nuestra esencia o no, si lo
hacemos para agradar a los demás, para quedar bien con el paisaje o porque
realmente hemos aprendido y evolucionado hacia donde queríamos ir. La mayoría
se moldea a sí mismo en la medida que lo piden los poderes que le rodean. Así
es como despreciamos nuestro ser, una de las más salvajes de nuestras
enfermedades como dice Montaigne. Tal es la costumbre que después cuesta mucho
saber quién es uno.
En el fondo, la cuestión es si somos o
no somos auténticos, si nos mantenemos fieles a nuestras pasiones y deseos o no.
Me temo que la mayoría no. El gran
problema de mucha gente es que cuando le preguntas qué desea de verdad, cuál es
su sueño, qué quiere hacer realmente no lo sabe. Y eso es lo mismo que decir
“no sé quién soy”. “no sé cómo ser libre”.
Uno no aprende a ser uno mismo de la
noche a la mañana, ni puede pretender ser libre de un día para otro. Ser
auténtico será la tarea de toda una vida.
Lo veo muy claramente en mi intento por
pintar. Los que tienen experiencia en hacerlo, cuando tienen que interpretar un
paisaje, una foto, un retrato o lo que sea, lo hacen con facilidad porque están
entrenados a ello. Y desde esa práctica previa, desde el haber intentado muchos
caminos y técnicas con anterioridad, son capaces de mostrar su estilo propio,
su forma peculiar de pintar con originalidad.
Con la personalidad, con la libertad
sucede lo mismo si no estás entrenado, tu intento por ser original o libre
puede resultar un simple desahogo sin mucho valor.
Hay que ser muy artista y estar
entrenado para salirse de la raya con estilo y eficacia. Los reprimidos cuando
se desatan tampoco aportan valor.
Es lo que les pasa a los jóvenes cuando
descubren que este mundo es bastante miserable y no les gustan sus normas. Ven
clarísimamente que su autenticidad no encaja con lo que hay pero la buena
solución tampoco suele ser tirarse al campo, a las drogas o pretender vivir al
margen de lo que existe.
Así que habrá que entrenarse mucho,
explorarse mucho, buscar mucho, trabajar mucho, luchar mucho, perseverar mucho
y probablemente sufrir de vez en cuando porque “ser uno mismo”, ser auténtico,
ser libre tiene un precio y hay que estar dispuesto a pagarlo.
Si no sueles moverte en libertad es
fácil que el día que te lo propongas no lo consigas. Ser libre es una
conquista continua que para nada
consiste en tirarlo todo por los aires.
IDEAS PARA RECORDAR:
La identidad personal no es algo fijo.
El hecho de que pueda cambiar es algo
positivo que debemos aprovechar.
La mayoría se moldea a sí mismo en la
medida que se lo piden los poderes que le rodean. Tal es la costumbre que
después cuesta mucho saber quién es uno.
Pretender ser auténtico, libre y
original de la noche a la mañana no suele funcionar. Los reprimidos cuando se desatan tampoco
aportan valor.
Ser libre tiene un precio y hay que estar dispuesto
a pagarlo. Es la conquista continua de toda una vida.Foto. MarCruzCoach La Bretagne (Cancale)
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