“Haz lo que temes y el temor
desaparecerá”. David Joseph Schwarz
Empecemos por lo
obvio: el miedo es una emoción necesaria que contribuye especialmente al éxito
de nuestras acciones y a nuestra supervivencia. De lo cual se deduce que sentir
miedo es muy necesario. Pero cualquier virtud llevada a su extremo puede
abocarnos a un terrible vicio. En este caso, el exceso de celo, -de alerta- por
parte de nuestro cerebro inteligente puede llevarnos a vivir en un infierno. Y es que como dice Marina: ¡la inteligencia
libera y a la vez, entrampa!
Seria interesante,
pues, saber cuándo el miedo nos esta liberando de un mal y cuando nos está
entrampando en un sinvivir. En algunos casos la diferencia entre los miedos saludables
y los patológicos son difíciles de dilucidar. Pero cada uno (para sí mismo)
sabe qué miedos les impide avanzar y llevar una vida normal y con qué miedos
puede convivir. Pasa lo mismo con las fobias: si uno tiene fobia a las
serpientes del desierto y vive en una gran urbe, nada le impedirá llevar una
vida absolutamente normal.
Hay varios tipos de
miedos: los hay aprendidos, otros con cierta base genética y otros que nos
fabricamos a medida…
Pero lo peor para
cualquier tipo de miedo es caer en la indefensión aprendida que “es un tecnicismo que se refiere a la condición de un ser humano o
animal que ha "aprendido" a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a
pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva,
evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de
recompensas positivas.”
O dicho en positivo, lo mejor para superar los
miedos es la ESPERANZA, la confianza en que podemos ir venciéndolos, de que
tenemos la posibilidad de prevenirlos y en cierto sentido, controlarlos.
Pero vuelvo a la idea
de que la inteligencia nos entrampa. La inteligencia nos abre caminos nuevos,
enriquece nuestras opciones de vida, enriquece las expresiones culturales,
nuestros derechos, nuestras posibilidades… y de paso, hace aumentar nuestros temores.
Sí, la inteligencia inventa miedos: si al hombre prehistórico le bastaba con un
puñado de miedos para vivir (a las bestias, a los temporales, a los enemigos… ),
ahora el abanico de los mismos es
infinito. Una especificidad muy de
nuestros tiempos es que tenemos tantas expectativas que el miedo al fracaso, el
miedo a no conseguir el éxito (que cada vez es más exigente) es un gran
fantasma que nos persigue.
¿Cómo podemos
combatirlo? Existen ciertas estrategias y actitudes que nos pueden ayudar a
superarlo.
Una virtud importante
a cultivar es la CURIOSIDAD: es interesante explorar e intentar conocerlos.
Explora tu miedo sin
darle demasiado protagonismo, no hagas de él, tu gran tema, pero escúchale.
Observa:
- · ¿Cómo se expresa en ti?, ¿en qué parte de tu cuerpo?
- · ¿Cómo: dolores, opresión, malestar…?
- · Pregúntate: ¿Puedo soportarlo?
- · E imagina; y si fuera peor ¿cómo seria?, ¿podría seguir soportándolo?
- · ¿Qué mensaje tiene para ti? ¿De qué te quiere proteger y por qué? Recuerda que tenemos miedos a medida.
- · Hazte amigo de ellos: cuanto más dialogues, más los conozcas, más próximos los consideres, los asumirás como parte de ti y te asustarán menos.
- · ¿Qué hay detrás del miedo? ¿Qué esconden?
No rehúyas este
proceso. Nadie muere de miedo. Repito: NADIE MUERE DE MIEDO.
Con esta convicción
tenemos que enfrentarnos a ellos. También con la seguridad de que “si hacemos lo que tememos, el temor
desaparecerá.”
Con estos dos pilares
podemos, o bien lazarnos a la piscina de cabeza, o bien ir remojándonos
mientras bajamos poco a poco por las escaleras. Cada cual debe saber en qué
momento se encuentra. Hay que ser valiente y no compararse con nadie porque
para algunos no tiene ningún mérito tirarse a la piscina, simplemente es algo
que no les da miedo. El valor consiste no en la acción, sino en la superación
personal.
No siempre estamos
obligados a tomar el camino más corto. Lo importante es hacer pequeños
ejercicios que nos vayan acercando a nuestro objetivo. Estos pequeños
ejercicios nos reportarán éxitos y los éxitos frente al miedo nunca son
pequeños. Sé valiente y confía en ti. Nunca caigas en la evitación absoluta,
puedes hacer evitaciones parciales o acercarte a ellos con ayuda (acompañado,
con medicación prescrita, con tus amuletos, tus rituales…) pero siempre
avanzando.
Bueno, y si alguna
ansiedad persiste recordemos a Schopenhauer que decía que la ansiedad es
proporcional a nuestra inteligencia. A las malas, siempre tendremos un pequeño
consuelo.
IDEAS PARA RECORDAR
La inteligencia nos
libera de muchas cadenas pero a su vez también nos entrampa creándonos algunos
miedos.
Lo que tenemos que
evitar por todos los medios es caer en la indefensión y en la absoluta evitación.
Los mejores antídotos
contra el miedo son: la esperanza de que podemos superarlos, la curiosidad para
conocerlos mejor y la valentía para enfrentarnos a ellos.
No hagas a tu miedo el
protagonista de tu vida, pero acércate a él, te ayudará a conocerte mejor a ti
mismo.
Nadie muere de miedo.
Haz lo que temes y el
temor desaparecerá.
Foto y pintura: MarCruzCoach
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