viernes, 19 de febrero de 2016

POMPAS DE JABÓN

"La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo”. M. Busquets

Me acaba de mandar un amigo un video de unos niños jugando con pompas de jabón cerca del mar. ¡Qué belleza! Lo primero que me ha venido a la mente es la idea de Nietzsche de que “las que más saben de la felicidad son las mariposas y las pompas de jabón, y todo lo que entre los hombres es de su misma especie. Ver revolotear esas almitas ligeras, locas, encantadoras, volubles -eso hace llorar y cantar a Zaratustra.”

Cuando me visualizo feliz, siempre me siento muy ligera: mi cuerpo no pesa, casi puedo volar: pura ingravidez. En esa sensación el ego se diluye y me siento conectada a la naturaleza y al universo. Me siento más sobreabundante, más generosa. Ya se sabe: la gente feliz siempre es más generosa. En esos momentos, el éxito mundano resulta irrisorio: las posesiones y las preocupaciones no tienen espacio en un alma ligera.
Este fenómeno (el de asociar la felicidad a la ligereza) debe ser bastante universal y lo debemos tener entallado en algún lugar de nuestro ADN, pues es habitual que cuando uno está contento, vaya dando saltos. Los niños saltan mucho.

domingo, 7 de febrero de 2016

AMA TU CAOS

«Cuando alguien no te entienda, dile: no importa, ama mi caos. El caos es lo que te hace diferente, lo que la gente no entiende de ti o lo que desea que cambies, cuando en realidad has de amarlo. Y no sólo eso, después de amarlo, tienes que agrandarlo.» A. Espinosa

“A todos nos han “dao” una “pedrá””- dijo el actor Paco León hace poco en televisión. No pude evitar la risa. Interpreté que todos tenemos una locura absurda, algún comportamiento inadecuado, una especie de tara. Todos venimos con una tara a este mundo. El ser humano está tarado. Haciendo algunas matizaciones diría que sí. Absolutamente. Reconozco las taras, las estupideces de los que me rodean y las reconozco en mí misma. 

Desde la Psicología nos ayudan a manejar nuestro comportamiento.  Existen terapias, como la cognitivo conductual o la Programación Neurolingüística, que te ofrecen algunos trucos efectivos para que el problema no se apodere de ti.  

Me gustan especialmente las terapias de tercera generación, en las cuales no se trata tanto de combatir nuestros monstruos como de aceptarlos y tomar un compromiso con ellos.