viernes, 29 de enero de 2016

IDENTIDADES


"Quería tan sólo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?" Hermann Hesse

Decía Jean-Claude Kaufmann en su obra “Identidades” que cuando todos gritamos el año pasado “yo soy Charlie”, lo que hicimos es convertirnos en otros, enajenarnos (fuera de nosotros mismos) y nos inscribimos en un movimiento colectivo que pensaba y vibraba al unísono.

En realidad, a este tipo de procesos nos estamos sometiendo continuamente cuando hacemos nuestros los clichés de todas las pertenencias que conforman nuestra identidad: cuando asumimos lo que significa pertenecer a una clase social, ser hombre o mujer, tener una determinada lengua materna, tener una determinada profesión o religión, haber nacido en una tierra concreta, ser de derechas, de izquierdas o de centro, o simplemente simpatizar con determinados planteamientos políticos… Y a la hora de hacer estadísticas, los clichés son lo más estable.

Pero nuestra identidad individual debería ser algo más que la suma de esas identidades colectivas. Algo más, o quizás algo menos, porque lo interesante es ir restando todos los adornos que llevamos prestados. Lo auténtico es que todo eso no sean más que vestimentas y abalorios de algún tipo de individualidad.

viernes, 22 de enero de 2016

LA MIRADA INTERIOR

 “No busques fuera, sino dentro de ti. En el interior del hombre habita la verdad”. San Agustín

“Conócete a ti mismo” decía un aforismo griego inscrito en el templo de Apolo en Delfos. Y Píndaro -el poeta griego de la Antigüedad- decía: “Llega a ser el que eres”.

Son afirmaciones sorprendentes que nos causan perplejidad. Tiene su gracia (a veces, no tanta) que nazcamos, nos tengamos que desarrollar y para llevar una vida “normal”  sea vital cumplir estos preceptos. De lo contrario, nuestra vida estará sembrada de escollos.

Tenemos una doble misión casi contradictoria: vivir como si supiéramos quiénes somos y mientras tanto, ir descubriendo quiénes somos de verdad. Suena a malabarismo perverso, o al menos, a travesura de los dioses. De todas maneras, a Pico della Mirandola, esta indefinición del hombre, este no saber si está hecho del todo, le parecía una muestra inequívoca de la dignidad y la libertad del ser humano. Como siempre, todo es cuestión de puntos de vista.

Pero sería mucho más fácil si al nacer viniésemos con un manual de instrucciones tipo: eres muy extrovertido, tu talento son las matemáticas, no serás buen padre, tu hobby es la pintura y estás muy dotado para los deportes. Y puestos a elegir, en otra carta adjunta se nos podría explicar cosas del tipo: estás en este mundo fruto del azar, haz lo que puedas , o la energía cósmica, Dios, el Universo te han creado para que aportes alegría, sabiduría, belleza o nuevas tecnologías al mundo. En definitiva, podríamos nacer sabiendo quiénes somos, por qué estamos aquí, qué es lo que tenemos que hacer y hacia dónde vamos. Y los chicos se ahorrarían tener que estudiar filosofía en el Bachillerato, no sería necesario tener fe en ningún Dios y nunca tendríamos que ir al psicoanalista. En fin, otro mundo que no parece muy posible más que para una película de ficción.

sábado, 16 de enero de 2016

MIRA Y ADMIRA

"Dos cosas definen a un hombre: su mirada y su corazón"            P. Willot.

Las miradas nos atraen. Algunas más que otras. La de la Monalisa parece tener un enigma que -aún a día de hoy- no somos capaces de resolver, pues de ella siguen surgiendo nuevas interpretaciones. A la Monalisa holandesa ("La joven de la perla" de Vermeer),  le ha sucedido lo mismo. De su mirada ha nacido una novela… en definitiva, una historia, una vida, porque de sus ojos podemos entrever una manera de comprender el mundo y por lo tanto, su mundo.

Bulgakov repetía que la principal equivocación que cometen las personas es menospreciar los ojos humanos. E insistía en que la lengua puede ocultar la verdad, pero los ojos ¡jamás!

A los niños cuando sospechamos que han dicho una mentira, siempre les decimos “mírame a los ojos”. Con mis hijos no falla, de hecho, mi método se ha mostrado tan infalible que ya cuando pronuncio la palabra ojos, lo confiesan todo inmediatamente.

jueves, 7 de enero de 2016

Y EL TIEMPO PASA...


"La madurez del hombre es haber recobrado la seriedad con la que jugábamos cuando éramos niños." F.Nietzsche.

Hoy quiero hacer una reflexión sobre el paso del tiempo, quizá sobre la vejez. Aún estoy muy lejos de ella; pero sí que tengo ya la conciencia de que no puedo decir que soy joven. La juventud, dice M. Busquets, es la primera corona que perdemos para no recuperarla nunca. Y como en tantas cosas que nos pasan en la vida, no tenemos manuales de uso.

Sabemos que el hombre es mortal; pero eso es una media verdad porque somos mortales de repente. Y por eso, mientras tanto, nos podemos permitir el lujo de vivir como si fuéramos inmortales. Es una gran jugada. Sí, es una cosa que nunca había pensado; pero es así: mortales de repente. Por eso dice el filósofo que la muerte no es un problema porque cuando yo estoy, la muerte no está y cuando está la muerte, yo ya no estoy. (Bueno, ahora hay algún neurocientífico como Gaona, que están hablando de ciertos indicios de que la consciencia persiste… pero no me voy a liar con eso).